24/04/2024 - Edición Nº1967

Editorial | 1 abr 2014

SERVIDORES DE PASADO EN COPA NUEVA


Por Héctor Bernardo

La estrategia discursiva de las derechas regionales e internacionales se ha modificado adaptándose a las nuevas realidades. El nivel de aceptación de muchos pueblos a los gobiernos de América Latina y los procesos que llevan adelante es sumamente amplió y casi no ha encontrado rival. El recuerdo de los períodos neoliberales todavía está fresco en la memoria colectiva desde Nicaragua, hasta Argentina, pasando por Ecuador, Venezuela y Brasil, por sólo nombrar algunos ejemplos. El contraste que generan con esa etapa las políticas de recuperación del empleo, distribución de la riqueza y contención social (como las misiones o planes sociales que permitieron la jubilación para los que no poseían aportes, la Asignación Universal por Hijo, etc.) no le dan margen a las derechas para que sus críticas encuentren cauce.

Por ese motivo, las derechas de toda América Latina parecen hacer hincapié en tres ejes: inseguridad, inflación y corrupción. Tanto en Argentina, en Venezuela, como en cualquier otro país de nuestro territorio los discursos de la derecha tienen como pilares de sus críticas estos tres aspectos.

Por supuesto, los grandes articuladores de este discurso son los medios masivos de comunicación.

Históricamente, los medios como generadores de “sentido común”, han sido - y son -  una herramienta clave para que un discurso se haga carne en una sociedad, haciendo que los valores y los intereses de un grupo sean tomados como los valores y los intereses de todos. Una rápida mirada, solamente a los medios gráficos de Argentina, muestra cómo desde los primeros pasos de este territorio como nación libre soberana hasta nuestros días los medios fueron considerados elementos fundamentales. Ahí está La Gazeta de Buenos Ayres, de Mariano Moreno, revolucionario de Mayo y secretario de la Primera Junta, La Nación del presidente argentino Bartolomé Mitre, diario que ya desde sus primeros pasos no ocultaba su intención y llevaba como eslogan bajo el nombre, la frase “Tribuna de doctrina”,  La Capital, el diario fundado en 1867 por Ovidio Lagos para presionar con la idea de que Rosario podía ser la Capital del país, luego en el siglo XX nos encontramos al diario Clarín que surgió al amparo del desarrollismo –aunque luego tomaría otros rumbos– y el propio Página/12 fundado con fondos del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP). Todos ellos tenían una misión política clara: difundir las ideas de un sector para volverlas hegemónicas.

Falsas premisas 

Respecto al tema “inseguridad”, los medios han creado dos grandes mentiras, la primera dice es que las personas que delinquen, lo hacen porque, si son arrestadas, “entran por una puerta  y salen por la otra”;  la segunda premisa es que al gobierno no le interesa buscar una solución y que hablar de “sensación de inseguridad” se pretende negar que haya delitos. Ambas premisas son falsas.

En cuanto a la primera premisa podemos decir que en la provincia de Buenos Aires hay 27.500 personas detenidas, lo que representa el 60% de los presos de todo el país. Del total de personas detenidas en la cárceles bonaerenses, 21.725 (el 79%) tiene prisión preventiva, lo que indica que, al contrario de lo que señala nuestra Constitución Nacional, para la Justicia bonaerense más de 20 mil personas son consideradas culpables hasta que se demuestre lo contrario.

Las estadísticas también señalan que en el  40%  de los casos con prisión preventiva los detenidos suelen ser absueltos. Lo que representaría que por lo menos hay 8 mil  personas detenidas a las que no se les va a poder demostrar ningún grado de culpabilidad y, sin embargo, tendrán que pasar entre 2 y 3 años presos.

En cuanto a la segunda premisa, cabe aclarar que cuando se habla de “sensación de inseguridad”, se está refiriendo al clima social. Ninguna estadística seria indica que los delitos hayan aumentado exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, los medios, al repetir una y otra vez los mismos casos, generan la sensación  de que los niveles de delito han ido en aumento. Cuando algún funcionario habla de que eso se corresponde con la “sensación de inseguridad” no quiere decir que no haya delitos, sino que no han aumentado en la relación que los medios plantean.   

Este discurso mediático que remarca estas dos premisas, ha servido de argumento para que algunos grupos hayan realizado linchamientos contra supuestos delincuentes. Un acto delictivo peor que el que supuestamente se estaba castigando. Como escribió en las redes sociales algún autor anónimo, “los medios prefieren que haya cincuenta asesinos que se juntan para matar a un joven, antes que un ladrón suelto”.

A estos linchamientos los medios los han denominado “Justicia por mano propia”, una expresión totalmente falsa dado que en un Estado de derecho, en el que los mismos medios de comunicación suelen reclamar respeto a las instituciones, la Justicia sólo la puede aplicar el Estado y cualquier acto por “mano propia no es otra cosa que un delito”.

El segundo pilar con el que los medios suelen atacar los gobiernos es “la inflación”, responsabilizan totalmente del aumento de los precios a las políticas de económicas de Estado, pero nunca hacen referencia a los grupos concentrados de la economía (de los que ellos también forman parte), ni de su rol en la cadena de valores.

El resto de los actores sociales que intervienen en el aumento de precios quedan totalmente invisibilizados. Las grandes cadenas de supermercados, los grupos que concentran la producción de bienes en pocas manos, los grupos oligopólicos que acaparan las cadenas de distribución, los sectores exportadores que producen con precios nacionales pero venden a precios internacionales, porque les interesa más exportar en dólares que abastecer al mercado interno, los sectores de la industria que reclaman menos intervención del Estado y al mismo tiempo siguen gozando de los subsidios que el Estado les da. Para el discurso mediático, ninguno de estos sectores parecen tener relación con el aumento de precios, y a pesar de que durante todos estos años tuvieron ganancias extraordinarias, muchas veces son presentados por los medios como víctimas de las políticas del gobierno. 

 Por último, el tema predilecto de algunos peones del veneno es “la corrupción”. En este sentido, lo único que se tiene por ahora son denuncias periodísticas, la mayoría de ellas han sido desestimadas por la Justicia, pero, sin embargo, el sólo hecho de haber sido denunciado mediáticamente pareciera ser muestra de culpabilidad.

Con esta estrategia, se intenta destruir la credibilidad de los funcionarios y en muchos casos cercenar carreras políticas, algunas de ellas en claro ascenso. Si bien, ningún gobierno está a salvo de los hechos de corrupción, los medios nunca hacen hincapié en los supuestos corruptores. La lógica diría que si existe un funcionario público dispuesto a recibir una coima, también existirían empresarios y agentes privados dispuestos a ofrecerlas. Sin embargo, nunca se habla sobre cuál empresa ofreció dinero para salir favorecida en una licitación o evitar una sanción, y jamás se reclama castigo hacia los empresarios que ofrecerían las coimas.

En definitiva y retomando el aspecto con el que se iniciaban estas líneas, la estrategia discursiva habrá cambiado, pero la derecha sigue siendo la misma y su proyecto es siempre igual: Un país donde los recursos estén en manos de unos pocos, en el que desaparezca el rol social del Estado, pero se refuerce su rol punitivo y represivo. Los medios son la punta de lanza con la que estos sectores intentan penetrar en la sociedad y dejar su veneno.

Los Goebbels de actualidad pueden ponerse plumas y actuar en el Maipo, o contratar actores por 300 pesos para que finjan ser sicarios o ladrones, pero su lógica es siempre la misma: “Miente, miente que algo quedará”. 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias