25/04/2024 - Edición Nº1968

Editorial | 1 jun 2014

DUALIDAD DE UN MUNDO AL BORDE DEL ABISMO


Por Federico Martelli

Con apenas unos días de diferencia se manifestaron dos hechos sintomáticos de los tiempos que transitamos. A fines de mayo se conoció la invitación del gobierno de Rusia para que Argentina participe en la cumbre del grupo BRICS que se desarrollará en el mes de julio en Brasil, por otra parte, el lunes 16 de junio se conoció el fallo de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos que deja firme las sentencias previas de el juez Thomas Griesa a favor de los fondos buitres.

Si pudiéramos poner en perspectiva este momento y analizar junio de 2014 como una foto en la que se cristaliza un momento de la historia, veríamos con claridad la extraordinaria dualidad de la que somos protagonistas.

Mientras por un lado la Justicia estadounidense convalida el poder de los grupos financieros trasnacionales por encima de los Estados soberanos; por otro, un conjunto de naciones en desarrollo reconstruyen el poder de los Estados periféricos y reclaman la construcción de un mundo multipolar.

Los buitres son el sistema financiero trasnacional

Hay una creencia medianamente extendida, incluso avalada y reproducida por algunos analistas y medios del campo nacional, que los Fondos Buitres son elementos residuales y dañinos del sistema financiero transnacional, cuando en realidad son la parte orgánica más avanzada del mismo.

Cuando en 1999 el Congreso de Estados Unidos derogó la Ley Glass-Steagall que regulaba y limitaba la confluencia de la banca de servicios con la banca de inversiones, el sistema financiero logró un salto cualitativo sin precedentes y consolidó definitivamente el proceso de empoderamiento iniciado en los 60-70 en los albores de la globalización.

La fusión de bancos de servicios, bancos de inversión, compañías de seguros y la absorción de paquetes accionarios de empresas de producción tradicional permitió la construcción de conglomerados de un tamaño y poder sin igual. En 1998 se constituyó el Citigroup y se convirtió en la mayor empresa del mundo de servicios financieros.

Este salto en calidad de la organización del capital le permitió obtener posiciones dominantes sobre los flujos de capitales, flujo de conocimiento estratégico y flujo de mercancías a escala global. “En este nuevo esquema de dominio, que implica la institucionalización del poder transnacionalizado, quedan subordinados todos los actores que no poseen escala global”.1

Es imposible establecer fronteras entre los bancos de inversión, los fondos de inversión y dentro de estos el subgrupo de “fondos buitres”, ya que si bien adquieren esa definición por especializarse en la compra de títulos de deuda soberana en cesación de pagos, el origen y destino de la los fondos finalmente es el mismo sistema financiero que reagrupa intereses de acuerdo al momento.

El poder que han acumulado les permite identificar a los países más débiles y lanzar ataques especulativos que ponen de rodillas a las economías nacionales. De esta manera generan las condiciones para la adquisición a precios de remate de la infraestructura nacional, imponen condiciones políticas y jurídicas y propician nuevos negocios con la reestructuración de deuda y la adquisición de títulos en cesación de pagos.

En este marco, los Estados pueden ser garantes u obstáculos de sus estrategias. Mientras en América Latina gobernó el Consenso de Washington, los organismos multilaterales de crédito y los gurúes de la city aplaudieron y alentaron las desregulaciones, las privatizaciones y la extranjerización de nuestras economías al tiempo que profundizaban los lazos de dependencia mediante el mecanismo de la deuda externa.

El BRICS y el mundo multipolar

Con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y la posterior llegada al gobierno de Lula, Tabaré Vázquez, Nicanor Duarte Frutos y Néstor Kirchner se consolidó un nuevo eje regional que se basó en el relanzamiento del MERCOSUR como organización también de acción política, el nacimiento de la ALBA y la construcción de UNASUR y la CELAC.

El entierro del ALCA en Mar del Plata en 2005 generó las condiciones para avanzar en la construcción de un bloque de poder regional para poner freno y condiciones a los planes de Estados Unidos y del establishment financiero transnacional.

La invitación a la reunión del BRICS abre para nuestro país la posibilidad de insertarse en el mapa geopolítico en alianza con los países que van conformando bloques regionales de poder que desafían al mundo unipolar nacido en 1989.

Los 3000 millones de habitantes y los US$ 16 billones de PBI, más el poderío militar y el peso propio en el Consejo de Seguridad  de la ONU y el G20, confieren al bloque un poder que sirve de contrapeso en los escenarios de conflicto. El caso más reciente es el de Siria, donde a no ser por la firme posición de Rusia y China, EEUU habría intervenido militarmente.

Para nuestra región implica también un ensamble con la estrategia de Brasil de abroquelar intereses suramericanos con los bloques emergentes del eje sur-sur.

De prosperar esta línea estratégica de acercamiento al BRICS, nuestro país se verá fortalecido en el objetivo de ganar margen de maniobra para superar los obstáculos que aparecen para el desarrollo y la soberanía plena. La extorsión de los fondos buitres, la necesidad de financiamiento para explotar Vaca Muerta, el conflicto por Malvinas y la urgencia de abrir nuevos mercados encuentran un nuevo cauce para ser explorado.

Sin embargo, nuevamente son los peligros de la política interna los que pueden retrasar otros 50 años el desarrollo de nuestro país. A minutos del fallo de la Corte Suprema de EEUU ya podían leerse las opiniones amplificadas por la prensa antinacional de los dirigentes del establishment que buscan construir una alternativa política sobre los ataques externos.

Por eso Cristina enfrenta una doble tarea: trabajar en difícil contexto internacional para construir los vínculos que amplíen nuestro margen de maniobra y sostener al peronismo en el gobierno después del 10 de diciembre de 2015.

En el primero de los temas la militancia está llamada a jugar un rol clarificador para que ningún argentino quede con dudas acerca de los pasos que damos en la política exterior. Respecto del segundo, nuestra responsabilidad crece exponencialmente. Debemos ser los militantes los que garanticemos un movimiento nacional organizado y dinámico que pueda construir lo que nunca tuvimos en la historia argentina: Cuatro mandatos seguidos de proyecto nacional.

 

1 Gabriel Merino:  “Lucha entre polos de poder por la configuración del orden mundial. El escenario actual” Revista de Estudios Estretégicos. Diciembre de 2013.

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