25/04/2024 - Edición Nº1968

Sociedad | 1 feb 2015

Se rompió el cepo a las expresiones artísticas

A lo largo de su gestión en la CABA, la cultura del macrismo demostró no promocionar ni valorar los circuitos culturales por fuera del recorrido hegemónico. Esto tiene sentido dado que se trata de un proyecto liberal, que más bien exalta lo individual y deja de lado el paradigma de la participación, el encuentro y el debate.


Por Manuela Irianni

 

Este verano dicha política se expresó, a mediados de enero, al clausurar cerca de veinte espacios de producción artística, entre los que se encontraba la emblemática Ciudad Cultural Konex. Las razones esgrimidas por el gobierno de la ciudad fueron las usuales, ligadas a las habilitaciones, planos, seguridad; todo válido y necesario, especialmente en la Argentina post-Cromañón. Lo que en este caso llama la atención es que la cierre se da apenas unas semanas después de la aprobación por unanimidad en la Legislatura porteña de la Ley de Centros Culturales.

La normativa fue sancionada el 18 de diciembre de 2014 tras un arduo debate y con la legitimidad del consenso pleno entre los legisladores (sin abstenciones ni votos en contra). Fue particularmente militada por Cultura Unida, el movimiento que integran MECA (Movimiento de Espacios Culturales Artísticos), Escena, Artei y Abogados Culturales, entre otras asociaciones. Responde a la necesidad de salir del vacío legal que sufrían estos espacios y tiene entre sus objetivos evitar las clausuras masivas.

El texto define al centro cultural como “espacio no convencional y/o experimental y/o multifuncional en el que se realicen manifestaciones artísticas de cualquier tipología, que signifiquen espectáculos, funciones, festivales, bailes, exposiciones, instalaciones y/o muestras con participación directa o tácita de los intérpretes y/o asistentes”. Además advierte que “la actividad de baile no podrá ser la actividad principal de los Centros Culturales”, e incluye un régimen tributario especial para aquellas entidades que funcionen sin fines de lucro.

Lorena Pokoik, diputada del Frente para la Victoria, señaló que la nueva ley “recoge la demanda de los centros culturales y pone fin al período de clausuras de estos espacios”.

 Por otro lado, Claudio Gorelman, abogado de los representantes de los centros culturales afirmó que “tiene una definición amplia que permite destrabar los enormes problemas de clausuras y habilitaciones”.

Respecto a las clausuras de enero, vale la pena remarcar que estuvieron a cargo de la Agencia Gubernamental de Control a dirigida por Martín Farrell y Pablo Saikauskas, quienes están procesados por la causa “Beara” según lo confirmó la Sala VII de la Cámara del Crimen. El 10 de septiembre de 2010 ocurrió un derrumbe en el boliche Beara y fallecieron por ello Ariana Beatriz Lizarraga, de 21 años, y Paula Leticia Provedo, de 20. Son varios los funcionarios del gobierno de la ciudad implicados en esta causa y en el caso de Farrel y Saikauskas (quienes ejecutaron las clausuras de enero), se los acusa de cobrar “coimas”.

El Konex volvió a abrir apenas unos días después de la clausura. Aunque los otros 19 locales, que incluyen a Makena, Salón Pueyrredón y otros más, continùan en problemas. Justamente son los más chicos los que sufren estos abusos, pues suelen funcionar de manera autogestiva y la clausura compulsiva puede llevar su cierre, si no se posibilita una vía paulatina para que estén en regla y funcionen de forma segura.

La “cultura”, algo tan amplio y plural, es una parte indispensable del entramado de nuestras sociedades, tiene que ver siempre con la comunicación y la expresión de aquellos conceptos y valores que atraviesan nuestro tiempo. Hoy existe en la ciudad una normativa que promueve la actividad de los centros culturales, el resto es hacer que se cumpla.

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