25/04/2024 - Edición Nº1968

Política Nacional | 1 feb 2015

Golpismo encubierto de mano externa

El 12 de enero de 2015, en plena Feria Judicial, e interrumpiendo un viaje que lo había llevado a recorrer Europa para festejar el cumpleaños 15 de una de sus hijas, el fiscal Alberto Nisman al frente de la investigación sobre el atentado contra la mutual judía AMIA, decidió regresar imprevistamente a la Argentina.


Por Stella Calloni

Sólo un día después de llegar a Buenos Aires anunció que iba a presentar una denuncia contra la presidenta de  la nación, el canciller Héctor Timerman al diputado Andrés Larroque  dirigente del movimiento juvenil La Cámpora y a dos dirigentes sociales como Luis Delia y Fernando Esteche, por el intento de presunto encubrimiento de los iraníes acusados en el caso Amia, mediante un pacto secreto con Irán por “intercambios comerciales”, que nunca existió.

El 18 de enero fue encontrado muerto, como se conoce, en su departamento y la rigurosa investigación fiscal continúa para no dejar ningún espacio de duda en su conclusión final. 

La Feria Judicial le permitía elegir el juez, y buscó a Ariel Lijo, quien lleva causas creadas por denuncias basadas en informaciones periodísticas y sin pruebas contra funcionarios gubernamentales. El 14 de enero presentó la denuncia que devino en escándalo, aunque sin aportar pruebas acerca del atentado que mató a 85 personas en 1994. 

De inmediato la dirigencia opositora salió a respaldarlo porque esta noticia les permitía montar un ataque brutal contra el gobierno en un año electoral. Nisman prometía dar a conocer escuchas telefónicas (ilegales hasta ahora) para justificar su acusación y el 19 de enero hablar ante la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados, citado por la oposición. Si bien el oficialismo también iba a asistir, éste pedía hacer público el evento y no cerrado. Las escuchas trasmitidas ilegalmente por un canal de TV opositor de conversaciones entre dirigentes sociales y una persona de la comunidad islámica jamás podrían ser pruebas de nada. Pero el 19 su muerte conmocionaba al país y como era previsible al mundo.

Como anillo al dedo

En las declaraciones ante la fiscalía, la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman, quien estaba en Barcelona con otra de las hijas del matrimonio, señala que este la llamó el 12 de enero desde el Aeropuerto de Barajas en Madrid para decirle que debía regresar urgente a Buenos Aires porque su madre se iba a operar de un brazo y luego volvería a Europa para continuar su viaje. 

Arroyo Salgado dice haber discutido porqué se negó a que Nisman regresara con su hija a Buenos Aires y convinieron en que la dejaba en el aeropuerto para que su madre llegara a recogerla desde Barcelona. Se agrega a esto que la propia madre de Nisman, Sara Garfunkel declaró en la causa que ella ya se había operado del brazo antes. Nisman había mentido a su familia en un regreso muy apresurado.

Por eso la pregunta es quién lo llamó de manera urgente para presentar una denuncia sólo dos días después de su regreso, nada menos que contra la presidenta. Fue  la noticia bomba de comienzos de año y la diputada derechista  Patricia Bullrich de Unión Por Todos-Propuesta Republicana (PRO) organizó rápidamente que Nisman explicara la denuncia a una Comisión del Congreso. 

Bullrich, quien habló varias veces con el fiscal antes de su muerte, está ligada a fundaciones estadunidenses, de la misma manera la diputada Laura Alonso,  destacadas ambas por apoyar a los sectores más fundamentalistas de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela, Argentina o cualquiera de los países claves en la integración. 

El domingo 18 de enero por la tarde el fiscal Nisman fue encontrado sin vida, por su madre, llamada por dos custodios ante la falta de respuesta de éste. El departamento estaba cerrado por dentro, incluyendo la puerta de servicio, con una llave traba arriba que pudo abrir la madre y una común abajo, que estaba trabada por otra. Debieron llamar al cerrajero para que la abriera.

El cuerpo de Nisman trababa la puerta del baño. Tenía un disparo en la cabeza, una pistola y un casquillo de bala calibre 22. Una imagen desoladora. Tenía 51 años y los primeros resultados de la autopsia, realizada por  reconocidos forenses con presencia de expertos peritos, determinó que “no habían intervenido terceros”. 

Toda la información, incluso lo difundido después, mencionaba un disparo a poco más de un centímetro de la sien derecha, lo que llevaba a pensar en un suicidio. La muerte se caracterizó como “dudosa” hasta que se terminen las pericias, algunas repetidas para que no queden dudas.  

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su primera carta en twitter nunca dijo que era un  suicidio. Puso esta palabra entre signos de interrogación y en su segunda carta, sostuvo con mayor precisión que no creía en un suicidio. En todo caso en un suicidio inducido, y no precisamente por el gobierno, ya que en realidad era el único afectado en este juego de servicios de inteligencia extranjeros y locales más la oposición interna, mayoritariamente dependiente de Washington y sus fundaciones.

Desde Bolivia el presidente Evo Morales definió certeramente esta situación: “le pusieron una emboscada a la presidenta argentina“, dijo al denunciar los sucesos.

Es de un simplismo aterrador pensar en la veracidad de la acusación a la presidenta sin prueba alguna, con una denuncia tan deficiente que nadie cree que fue redactada por el fiscal, podría convenirle la trágica muerte de éste. 

La oposición política, ya armó varios escenarios golpistas en el país, y tomó el hecho como una bandera para acusar al gobierno.

El show debe continuar 

Los medios de comunicación y especialmente el grupo Clarín, que se niega a cumplir con la Ley de Medios Audiovisuales para terminar con los nefastos monopolios mediáticos, comenzaron a especular y confundir a la población, por medio de enorme poder desinformador. 

Es tal la intoxicación informativa que nadie sabe distinguir entre el informe de  la fiscalía investigadora y los “juicios paralelos” que se escenifican en TV. Fue el gobierno el que insistió que la reunión en el Congreso fuera pública, es decir que todo el mundo pudiera ver lo que se iba a debatir allí, lo que curiosamente la oposición rechazaba. 

La muerte de Nisman, fue utilizada de una manera perversa por los medios de comunicación  opositores, y por toda la red de desinformación mundial, al servicio del poder hegemónico, con el objetivo de responsabilizar al gobierno en una de las campañas más duras que se recuerde. 

El golpismo encubierto desarrollado por un sector de la justicia, encuentra una estructura decadente que nunca se democratizó: los medios de comunicación masivos, la oposición y la acción de los servicios de inteligencia locales que fueron desplazados por el gobierno, venían desde la pasada dictadura y antes de ésta. Indudablemente fomentados por Estados Unidos e Israel.

El estado israelí publicó en Estados Unidos un comunicado breve en la mañana del 19 de enero de 2015 sobre “la trágica circunstancia” de la muerte de Nisman, término utilizado para mencionar suicidio. El mismo día el Secretario General de la DAIA, Jorge Knoblovits, indicó a los medios argentinos que “creían que era un suicidio” y esa entidad estaba preocupada por el destino de la causa. ¿Porqué luego cambiaron de rumbo? 

En sintonía con la línea del Estado israelí exhortaban a continuar con la causa-como si alguien hubiera mencionado abandonarla- y además llevar a la justicia a los culpables del hecho y consonancia con lo realizado por Nisman. Es decir, mantener la acusación contra Irán, que significa no salirse del cerrado círculo que comenzó en julio de 1994 con pistas y testigos falsos. ¿Qué hay en las sombras de esta causa?.

En la escena del crimen 

El sábado 17  de enero, el colaborador cercano del fiscal fallecido, Diego Lagomarsino “experto en informática”, contratado por Nisman con un salario altísimo fue a ver al fiscal. Luego se presentó espontáneamente ante la justicia para explicar que le había llevado un arma vieja, la pistola calibre 22 con que  luego el fiscal se quitó la vida.

Primero destacó que le pidió la pistola para defenderse, pero en realidad concurrió dos veces al edificio donde vivía Nisman. De la última visita en la  noche no hay registros de salida. La denuncia publicada íntegra el día 20 de enero es absolutamente una pieza sin valor jurídico, por su redacción,  contradicciones y la falta de pruebas. Las escuchas telefónicas ilegales, que un canal de TV opositor dio a conocer violando toda norma, no agregan nada,  al contrario, resultan hasta pueriles. Reconocidos juristas señalan que aunque todo lo que se dice fuera cierto, no constituye delito porque nada de eso se realizó. 

El curioso periodista del Buenos Aires Herald, Damián Patcher, quien en la madrugada del 19 de enero dio la primicia del suicidio de Nisman por twitter, sin avisar a su medio, decidió irse del país al argumentar “miedo”.

Lo extraño es que salió hacia Uruguay y de allí a Israel, donde pide refugio. Luego se supo que Patcher es argentino-israelí, y viajó con su pasaporte de Israel. ¿Porqué pidió asilo, si era ciudadano israelí y estuvo tres años en el ejército de ese país? La sospecha aumentó cuando dio entrevistas a medios europeos y habló de la persecución a periodistas en Argentina, donde los medios opositores publicaron notas insultantes contra la presidenta y otros funcionarios, sin ningún problema.

Otro dato importante a registrar: el fiscal Nisman utilizaba un automóvil de alta gama de un yerno de uno de los denunciados como encubridor local en el caso AMIA. Además ligado al ex agente de la CIA Frank Holder, de  oscura historia en Centroamérica -como tantos ex agentes de otros países que manejan agencias de seguridad locales. 

En Estados Unidos, los sectores más recalcitrantes como el republicano Marcos Rubio, Bob Menéndez y otros acusan a la presidenta y al gobierno sin prueba alguna, lo cual es una amenaza y una presión sobre la justicia local. La misma presión ejercen los medios masivos de comunicación. Desde diversas formas advierten a fiscales y jueces que esta causa como la de la AMIA tiene que tener los “culpables” que ellos determinen. Quieren una destitución aparentemente “institucional“ del gobierno, un golpe blando, pero con muertes. No quieren la verdad.

Además de golpear a Argentina en el mismo momento en que se acrecienta el golpismo en Venezuela contra el presidente Nicolás Maduro, dos países de subregiones (Cono Sur y Andina) intentan debilitar a los organismos de unidad e integración que se consolidan en América Latina. Si algo faltaba al terminar esta serie es lo que señaló el presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quien desmintió la versión de que un diplomático iraní en Montevideo fue expulsado dos semanas antes por estar vinculado a la colocación de un artefacto explosivo en las inmediaciones de la embajada israelí en esa ciudad. Versión que publicó el diario israelí Haaretz y levantada por varios medios en el mundo. ¿Qué están preparando los expertos en atentados de falsa bandera en nuestros países?

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