19/04/2024 - Edición Nº1962

Política Nacional | 11 dic 2020

ACTUALIDAD

Prueba superada: en 2020, la Cámara de Diputados sesionó más veces que en los últimos tres años

Este año el mundo vivió un enorme desafío y las instituciones de la democracia debieron innovar para cumplir su rol. La prueba fue difícil, pero en contra de la idea que buscó transmitir la oposición de que el oficialismo quería un Poder Legislativo sin debate, el período 138 de sesiones ordinarias, ahora prorrogado por Alberto Fernández, mostró una intensa tarea, al igual que una relación fructífera y equilibrada de diputados y senadores con el Poder Ejecutivo.


Por: Nicolás Tereschuk - Director nacional de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de Ministros

 

El politólogo Ernesto Calvo afirma que en la Argentina “el Congreso es una de las instituciones de la democracia que mejor ha funcionado”. Sus argumentos son tan fuertes como contrarios al sentido mayoritario difundido en el debate académico, periodístico e incluso político.

Calvo sostiene que en la Argentina “se ejerce un control legislativo sobre el presidente que es más extenso que el de la mayoría de los presidencialismos contemporáneos, tanto en América Latina como en el mundo”. Así, “la imagen del Congreso argentino como una escribanía del poder ejecutivo y a merced de mayorías arrolladoras es demostrablemente falsa”. Y si de derribar mitos se trata, “la imagen de un Congreso dominado por mayorías arrolladoras es igualmente equivocada”.

La democracia argentina ha consolidado enormes avances, como las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, el rechazo a la violencia como herramienta política y el desarrollo de una amplia red de seguridad social. También tiene grandes deudas pendientes y tanto en el debe como en el haber el Congreso ha sido protagonista.

Este año el mundo vivió un desafío enorme con la pandemia y las instituciones de la democracia debieron innovar para cumplir con su rol. La prueba fue difícil pero en contra de la idea que buscó transmitir la oposición de que el oficialismo en la Casa Rosada y en el Congreso quería un Poder Legislativo cerrado y sin debate durante la pandemia, el período 138 de sesiones ordinarias, ahora prorrogado por el presidente Alberto Fernández, mostró una intensa tarea, al igual que una relación fructífera y también equilibrada de diputados y senadores con el Poder Ejecutivo.

Por un lado, se observó una clara voluntad política de brindar información desde el Ejecutivo para fortalecer el proceso legislativo y rendir cuentas. En total, se concretaron 208 visitas de funcionarios del Ejecutivo al Congreso. Por su parte, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, respondió 4.934 preguntas de las/os legisladoras/es -en la Cámara de Diputados en cantidad récord en su último informe-.

La Cámara de Diputados sesionó en 20 oportunidades, en más ocasiones que en los últimos tres años y por sobre el promedio del período 2016-2019. En la última parte del año, el ritmo de trabajo en la Cámara baja fue equiparable al de los momentos de mayor actividad en las últimas dos décadas.

A su vez, el Senado realizó 28 sesiones: más que en el primer año de gestión de Mauricio Macri. En ambas cámaras el ausentismo de las legisladoras y legisladores a la hora de votar se redujo con respecto a los últimos años.

En el período se aprobaron 65 proyectos de ley, de los cuales 19 tienen su origen en el Poder Ejecutivo Nacional actual, 8 fueron iniciativas del PEN durante la presidencia de Mauricio Macri y 38 son iniciativas de legisladores. De estas últimas, 15 son proyectos de legisladores oficialistas, 11 de la oposición y 12 llevan la firma de legisladores/as oficialistas y opositores, conjuntamente. No es una escribanía, es una institución que cumple sus funciones en relación con los demás poderes del Estado.

El Poder Ejecutivo dictó en el período un total de 77  Decretos de Necesidad y Urgencia, en un contexto marcado por la pandemia. A su vez, la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo ejerció su tarea de control y emitió dictámenes de mayoría y minoría en 34 ocasiones. El Senado, durante el año, se pronunció aprobando DNU en 37 oportunidades. Hay debate y hay controles.

La política y las instituciones de la democracia deben seguir innovando y esforzándose por estar a la altura de las expectativas ciudadanas y de los desafíos del país. Los impactos de la pandemia fueron un duro escollo adicional para su funcionamiento y eficacia. En el caso del Congreso y de su relación con el Ejecutivo, ambos actores corresponsables del proceso de formación de las leyes, corresponde afirmar que la prueba fue superada.

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