25/04/2024 - Edición Nº1968

Editorial | 1 jul 2009

El arte de lo imposible

En esta elección ganó la derecha, de eso no hay dudas. Algo que parecía lejano, casi imposible, hasta para los peores agoreros neoliberales, llegó como un balde de agua fría. Más allá de la visión que se tenga del gobierno, que haya ganado un personaje como Francisco de Narváez, refleja las falencias educativas que padece nuestra sociedad, y hasta de una psicopatía.


Por Juan Manuel Fonrouge

Los psicópatas, según la definición del diccionario, no pueden sentir culpa, utilizan a las personas para la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal, pero si hacen algo es sólo por egoísmo, para su único y exclusivo beneficio.

Una parte de los argentinos, sin duda emparentados con esta definición, han votado a un fiel exponente de su forma de ser y pensar. Votaron a su propio verdugo. No importa quién haya ganado, podría también haber perdido por dos puntos y la elección merecería el mismo análisis. 

La corporación

En el documental canadiense de 2003 “La corporación”, se emite una especie de juicio contra las grandes corporaciones económicas, llegando a la conclusión de que si éstas personas jurídicas serían personas físicas, tendrían el comportamiento de un psicópata clínicamente diagnosticado. Entre otras cosas, por medidas como las que toma este nuevo monstruo de la política argentina.

Francisco de Narváez, siendo parte del Directorio de LAPA cuando se estrelló un avión en 1999 donde murieron 67 personas y hubo cientos de heridos, fue procesado porque el fiscal consideró que una de las causas del accidente fue el recorte de gastos como política de la empresa.

Al hacerse cargo del negocio familiar de Casa Tía, como primera medida, echó a 3.500 empleados. En una presentación en la Universidad de Harvard expresó que “la mayoría de la gente que despedí tiene más de 25 años de experiencia en Tía; en conjunto me deshice de 5.000 años de experiencia. Despedí a todos, desde cajeros hasta asistentes de gerentes. Fue una decisión difícil de tomar y aún vivo con eso. No tiene sentido pensar en forma justa. No hay justicia”.

Por último, sirve como ejemplo de este personaje psicópata, su respuesta ante el asesinato de Carlos Fuentealba. El Diario Perfil al consultarle acerca de una llamada realizada a Jorge Sobisch luego de la represión, dijo que el gobernador “hizo lo que tenía que hacer como funcionario público”.

Entre otras conclusiones a las que llega “La corporación”, considera entre la característica de los psicópatas: despiadada desconsideración por los sentimientos de los otros, incapacidad para mantener relaciones prolongadas, despreocupación imprudente por la seguridad de otros, falsedad: mentir y engañar repetidamente a otros para lucrarse.

Los medios, los grupos económicos y “el campo”

Este análisis va mas allá de los errores innegables que pudo haber cometido el oficialismo. Los medios han jugado un papel terrible. Desde hace tiempo. Pero en esta elección fueron muy lejos.

Algunos indicadores son más que evidentes; las acciones de Clarín subieron un 30,63 % el lunes después de la elección. Los operadores de Wall Street también mostraron su visto bueno ante el resultado del sufragio, porque ganó un candidato “pro negocios”.

Los analistas de bancos de inversión, como el Deutsche Bank, hablan de “consecuencias favorables para los activos argentinos”. “El campo”, desde su bunker electoral, se adjudicó el 59% de los votos. Sumó los votos de todos los candidatos que avalaron sus propuestas anti retenciones, desde el Pro y la Coalición Cívica, hasta la paupérrima cosecha de Raúl Castells y el MST de Vilma Ripoll, mientras que dejan como ‘indecisos’ a los votos de Martín Sabbatella y Pino Solanas, candidatos que, en todo caso, se diferencian con el gobierno por no profundizar los cambios. No sólo defienden las retenciones, sino que se han manifestado en contra del monocultivo de soja, y proponen avanzar con la renta petrolera, minera y demás medidas de consecuencias insospechables en un contexto de tanta virulencia anti distributiva.

Enfrentarse al enemigo principal

Uno de los grandes problemas de las democracias de América Latina son los medios de comunicación. Pero, ¿quién asegura que estos mismos medios de comunicación, ante un gobierno más transparente, y que tenga un programa más profundo en relación a la distribución de la riqueza, no sufrirá los mismos embates, o incluso peores, de los grupos monopólicos, de la oligarquía agro industrial, de la Iglesia, o hasta incluso del propio ejército?

Por ende, las posibilidades reales de construir una alternativa popular, democrática y revolucionaria que excluya al kirchnerismo sigue siendo muy complicada en el corto plazo. Aquellos que se ilusionan con ésto sin dudas también equivocan el análisis de la elección. En todo caso, la línea expresada por expresiones como Proyecto Sur o Nuevo Encuentro, debería tomarse como propia por parte del gobierno.

El gobierno debería rever su política y volver a seducir a los que creemos que el camino de encerrarse en el PJ pone un freno a la posibilidad estratégica de consolidar una democracia participativa, con distribución de la riqueza y recuperación de los recursos naturales.

El debate, elemento central para potenciar la organización y la formación de los nuevos cuadros, fue escaso. Sólo podemos hablar de la Ley de Educación Nacional y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la cual puede ser un buen aglutinador de fuerza propia en el corto plazo si es que llega al Congreso de la Nación.

Errores propios

Cuestiones ideológicas y errores políticos han producido un rechazo visceral en los sectores altos y medios hacia el kirchnerismo. Pero también por abajo, la inflación ha golpeado hondo. Con las reservas necesarias para evitar un golpe de mercado, y con un consumo creciente, la inflación ha sido una herramienta importante para que el poder económico lijara las bases sociales del kirchnerismo, y sus bolsillos.

Por otra parte, se insistió en el error de creer que la sola satisfacción de necesidades (trabajo, vivienda, salario, educación, inclusión, etc.) convence y enamora al conjunto de los trabajadores y basta para generar una apropiación del proyecto.
Esas flaquezas están en el triunfalismo de quienes creyeron que todo dependía de manejar las variables de la superestructura política y mantener en el redil a los lobos disfrazados de corderos. De creer que la suma de las tácticas hace a la estrategia y que la conducción personalizada puede reemplazar a la articulación orgánica con las organizaciones libres del pueblo.
No sólo es necesaria una estrategia de construcción de poder propio, de poder popular organizado, no sólo en defensa de las iniciativas valorables del gobierno, sino que también sea parte de la elaboración y toma de decisiones sobre las mismas.

Tiempo de descuento

Si no se avanza se empieza a retroceder. Esta es una de las leyes de la política. Y el camino para no retroceder es la unidad de los gremios, Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) y CGT, y la unidad política de las expresiones que defienden un modelo redistributivo y de justicia social, en el marco de la unidad latinoamericana.

Esto implicaría reconocer el error de encerrarse en el PJ y reconstruir, sobre la base de acuerdos programáticos y no prebendas o extorsiones, un proyecto político que pueda avanzar para sostener lo hecho hasta ahora. Difícil si consideramos que estamos acostumbrados a unirnos en la resistencia y no en la ofensiva.

También es necesario renovar el Estado, romper con la lógica neoliberal de su funcionamiento. Las políticas públicas son la base por la cual se puede asentar el proyecto político. Para ello es necesario un “Estado militante” que se relacione abiertamente con la comunidad y sus organizaciones libres. Necesitamos un Estado nacional y popular si queremos un proyecto nacional y popular.
Implica reformas profundas y sobre todo remover a las capas geológicas de funcionarios y técnicos de formación anti popular. Necesitamos renovar la política.
Se le debe otorgar a la CTA la personería. Incluir a sus mejores cuadros, lo mismo que de la CGT, en los planes de gobierno y en el Estado. Promover un proyecto para recuperar los recursos naturales, que se debata abiertamente en la sociedad, y no que se sorprenda a propios y extraños sin debate alguno, cuando se toma una medida de este carácter.

Se debe avanzar con proyectos que tengan aprobación popular, legitimarlos mediante el debate, y sean expuestas con claridad sirviéndose de los medios públicos.

La vivienda y la obra pública, las becas de estudio, la ciencia y la técnica, el seguro a la niñez y a la desocupación, la asistencia a fábricas recuperadas y los programas de cooperativas, el reconocimiento de los pueblos originarios y sus legítimos derechos, la eliminación del IVA de los productos de la canasta familiar, son todas medidas que deben tomarse en lo que resta del gobierno de Cristina Fernández, si es que no se quiere servir en bandeja a la derecha la próxima década.

Para reunificar un proyecto nacional y popular sigue habiendo expectativa. Sin dudas la estrategia destituyente recobrará fuerza para que Cristina Fernández no termine su mandato. El tema está en si estamos a la altura de las circunstancias para afrontar el desafío de la unidad y el debate político de cara a nuestro pueblo y fortalecer la organización popular. El arte de lo posible ya se agotó. Ahora es cuestión de avanzar ante lo imposible.

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