26/04/2024 - Edición Nº1969

Entrevistas | 1 abr 2007

“Recuperamos los principios ideológicos del peronismo sin escondernos detrás de la foto de Perón y Evita”

Es uno de los personajes más simbólicos y enigmáticos del esquema de poder kirchnerista. Fue un joven diputado nacional en el ´73, cargo que repite ahora. Es además, vicepresidente del Consejo de la Magistratura de la Nación. Historia, estrategias y los años ‘70 en una charla a fondo.


Diálogos con Carlos Kunkel

Por Esteban Concia

¿Cuáles son los antecedentes socio-históricos del país con los que llegaron al gobierno en el 2003?

El liberalismo se dedicó sistemática e históricamente a destruir las conquistas y la capacidad productiva, educativa, intelectual y cultural de todos los argentinos. Todo esto a partir del programa del 2 de abril de 1976 de José Martínez de Hoz. Contaron con la pluma de Mariano Grondona para escribir muchas justificaciones y discursos. Evidentemente, el advenimiento de la democracia implicaba una orientación ideológica distinta, pero es notorio que Alfonsín no logrará ni el consenso, ni la fuerza, ni la voluntad política para transformar la realidad. La actuación del menemismo profundizó, en una nueva etapa, todo aquel proceso destructivo con el corolario de la tercera parte del Pacto de Olivos: la primera parte fue la reelección de Menem y la segunda la presidencia de De la Rúa como continuador de todo ese proceso.

Luego vino diciembre de 2001

Cuando hablamos que en diciembre de 2001 se derrumbó el modelo neoliberal después de 25 años, no es que se le adjudicó a los radicales la responsabilidad de haber querido mantener el modelo. Lo que pasó es que el poder económico concentrado era el que dirigía, y los radicales no pudieron modificar la realidad. Luego de eso, vino el incendio. En 2002 se generan las condiciones para un proceso electoral. Es obvio que el presidente Kirchner cuando asumió tenía legalidad pero, al mismo tiempo, una legitimidad débil. Fue al revés que el proceso de constitución del peronismo en el ‘45. En esa oportunidad la legitimidad estuvo dada por las masas a partir de las movilizaciones del 17 de octubre, que luego se completó con las elecciones del 24 de febrero. En el caso de Kirchner, lo votaron un 22% y había un 26% de desocupados.

¿Cómo se construyó la fuerza sobre la que hoy se asienta Kirchner, teniendo en cuenta que al principio era muy débil?

Primero la legalidad y luego la legitimidad. Este hombre [Kirchner] venía del sur y se paró de una forma ante la sociedad, ante los poderosos de adentro y de afuera diciendo que no venía a dejar sus convicciones afuera de la Casa de Gobierno; que venía a realizar todas las utopías por las cuales una generación había entregado 30 mil de sus miembros; y que venía a aportar su experiencia de gestión pública. Nosotros rescatamos los marcos doctrinarios y las raíces políticas e ideológicas del peronismo sin escondernos detrás de la marcha y de la foto de Evita y de Perón. Toda la penetración liberal que sufrió el peronismo durante la década de los ‘80 y los ‘90 se hizo detrás del escudo y la marcha; si nosotros poníamos la misma escenografía no hubiera sido una cuestión tentadora para la ciudadanía. Lo que hicimos fue empezar a tener una austeridad en la gestión pública, de fuerte aumento de la inversión pública, no quedarse encerrados en el despacho e ir con la gente, viajar e ir a los plenarios a discutir.

Luego de ser en la primera parte de la gestión kirchnerista Subsecretario General de Presidencia, ahora sos parte del Congreso, un ámbito muy cuestionado.

Nosotros estamos haciendo una paciente reconstrucción institucional del país. Los que se llenan la boca hablando de las instituciones son los que hacían votar leyes que anulaban las conquistas sociales de los trabajadores con la Banelco. Yo creo que venimos haciendo un trabajo en forma ordenada y corrigiendo aspectos del Estado en la práctica, pero también en lo normativo, en las leyes que se van adecuando a una nueva situación. Se han reglamentado los decretos de necesidad y urgencia; se ha modificado el Consejo de la Magistratura; no hay mes en el que no se corrijan aspectos de la actividad laboral; y se ha realizado una ley para llegar a usar el 6% del presupuesto en educación. Frente a lo que dice la prensa liberal, hay una profunda revalorización del Parlamento. Hubo muchos años donde los votos de los diputados se arreglaban con la Banelco o por la presión de los titulares de los dos principales diarios porteños.

Es un hecho la candidatura de Cristina Kirchner para la presidencia ¿Obedece a un cambio de roles o un cambio de propuesta política?

La senadora [Cristina Kirchner] tiene una gran capacidad política. Fue conocida en su actividad como legisladora nacional antes que Néstor Kirchner, que era gobernador de la provincia de Santa Cruz. Desde el punto de vista de la gestión, significará una profundización del cambio, porque algo nos caracteriza a los peronistas, es que nos paramos ante la realidad, la sabemos interpretar y planteamos cambiarla. Si en una etapa hemos cumplido los objetivos, la realidad ya no es la misma, entonces la asignación de responsabilidades y los roles van cambiando, porque hay nuevos objetivos. Estoy seguro que Cristina va a ser plenamente la jefa de la administración del Estado argentino, y Kirchner va a poder usar todo el tiempo para aportar a la reconstrucción del movimiento nacional, a tener relaciones mucho más dinámicas y profundas con las organizaciones sociales y con agrupamientos solidarios.

¿Qué significa el movimiento nacional tomando la historia de enfrentamientos que ha vivido el país?

Hay cuestiones básicas que vienen desde hace 200 años, cuando los liberales en 1806 llaman a los ingleses y les abren las puertas de Buenos Aires para tratar de imponer el libre cambio y la transculturalización que eran proyectos de colonia al servicio de los intereses de los ingleses. Luego, instalado el gobierno patrio, los patriotas más resueltos como San Martín, Belgrano, Castelli, Monteagudo y Güemes, salieron a pelear por la independencia y contra los realistas que estaban con Rivadavia. Esto no lo digo por una cuestión de revancha, es la realidad. Me refiero a que hay una historia donde los liberales apuntaron a la destrucción. Las Provincias Unidas del Río de La Plata tenían salida al Pacífico y luego se perdió en la guerra de hace 120 años con Chile. Esto se reiteró en la invasión a las Islas Malvinas en 1833; en los bloqueos a Buenos Aires en 1838, siempre con los ingleses como protagonistas centrales. Luego, nuestros soldados fueron mandados a la masacre en la guerra de la Triple Alianza con nuestros hermanos paraguayos, también bajo intereses de los ingleses. En 1955, está probado que las flotas que venían a dar el golpe que amenazaron con bombardear a Buenos Aires y estaban en Puerto Belgrano, no tenían ni municiones ni combustible suficiente para agredir al gobierno constitucional. Hubo barcos ingleses que en altamar proveyeron municiones y combustible para que pudieran venir aquí a agredir al gobierno de Perón.

¿Cuál fue el movimiento o la forma organizativa que funcionó como contrapeso frente a ese proyecto de país?

Si uno lo analiza históricamente, qué es la Argentina hoy en día, podemos decir que es la síntesis que se ha dado entre los pueblos indoamericanos. Esta síntesis de culturas se refleja en lo que fue la conformación del peronismo. El peronismo como actitud militante es síntesis de los cuadros que venían del socialismo, del anarco sindicalismo, que tenían en general un origen europeo: polacos, yugoslavos y alemanes con nuestros “cabecitas negras” que venían del interior a buscar un futuro en relación al puerto y las industrias que se generaban alrededor. La militancia sindical de origen europeo se encontró con nuestros “morochos del interior” que no tenían una tradición en esa forma de expresión democrática, sino en todo caso, de seguir al caudillo. Esto es una forma distinta de agrupamiento en relación a los sindicatos, no ya de encuadramiento organizativo, ideológico, sino más sentimental o paternal.

Esto explica el origen del peronismo...

Sí. Por ahí lo que faltó fue lo que planteó Perón en su momento: convocar a Sabatini que pertenecía al sector de los radicales más comprometidos con lo popular a ser su vicepresidente y que dicho sector encabece las listas en la provincia de Buenos Aires. Vacilaron y no lo quisieron hacer. Si bien estuvo Hortencio Quijano, radical correntino, y fue un buen aporte, no significó lo mismo que hubiera significado la presencia de aquel sector del radicalismo. Hubiera dado una síntesis entre un funcionamiento orgánico, partidario, extendido en todo el país, porque con el radicalismo caudillismo se hubiera avanzando hacia formas más participativas de desarrollo de políticas.

Ese proceso se corta abruptamente en el `55 y comienza una activa participación de sectores de las Fuerzas Armadas en la vida política nacional

Durante la dictadura de Aramburu con sus persecuciones, robo descarado del patrimonio de los sindicatos, los comandos civiles que integraron, entre otros, el Dr. Mariano Grondona. Todo esto fue creando una proscripción sistemática y cuando se abría un proceso electoral el peronismo desordenado se acomodaba, se organizaba y crecían los gremios donde la práctica de participación interna era por fuera de las herramientas de las partidarias electorales que estaban generalmente proscriptas. Esto fue el detonante y facilitó que toda provocación contra el peronismo prosperara. La proscripción, la persecución y la violencia sobre todo, fueron generadas desde afuera. Por eso terminábamos enfrentados entre nosotros cuando muchas veces fueron acciones externas al movimiento.  Luego vino la dictadura con miles de desaparecidos y la sobredimensión de que toda la violencia política en Argentina la había instaurado el peronismo, olvidando que el 16 de junio de 1955 fueron asesinados más de 300 argentinos en la Plaza de Mayo, en un acto de terrorismo de Estado contra un gobierno constitucional. En realidad, no fue un ataque a un adversario político, sino un ataque  para aterrorizar a la población y evitar las posibles reacciones populares.

Con respecto a los hechos que se producen desde 1973 ¿puede haber lugar para una autocrítica del accionar en términos de una militarización del accionar político?

El 20 de junio de 1973 había más de un millón de personas bajo nuestros carteles, casi un millón y medio bajo los carteles de la Juventud Peronista y Montoneros. Esto marca que nuestra táctica fue de política de masas, sino no se junta toda esa cantidad de gente. Nosotros teníamos todos menos de 30 años. En el año 1968 leemos el libro de Perón “La hora de los pueblos”, en el cual se hablaba de un socialismo nacional. Nosotros no inventamos lo del socialismo, está en el libro; lo único que hicimos fue leerlo. Las formas de lucha que Perón propiciaba desde el `56 estaban en la correspondencia Perón–Cooke. Nosotros lo leíamos entonces y decíamos: “Socialismo nacional como manda el general”. Cuando decía que tenía que tronar el escarmiento, “los traidores de adentro primero y luego los traidores de afuera”, bueno, salíamos y lo hacíamos. Agarrá ahora a cualquier pibe de 25 años y dale la responsabilidad en un momento como ese, no para alivianar, pero…Nosotros teníamos los partes diarios de Perón y los médicos decían que no viviría un año si asumía como presidente.

¿Cómo planteaban solucionar esa situación?

Era imposible que Perón dedicara la cantidad de horas que inevitablemente lleva la presidencia, esto le provocaría la muerte antes del año. Nosotros lo supimos el mismo momento que plantearon tumbarlo a Cámpora, por los mismos médicos que lo atendían. Ahora la mejor autocrítica no es la de las palabras sino la práctica que uno desarrolla. Nosotros, a partir de la vuelta del orden constitucional, trabajamos, militamos y no impulsamos ningún hecho de venganza individual, ni nosotros ni nuestra generación. Nos bancamos caminar por la calles con los asesinos y torturadores y seguimos trabajando hasta que políticamente logramos llegar a la legalidad del Estado para que los legítimos reclamos se traduzcan en cambio de las políticas y en justicia. 
 

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