26/04/2024 - Edición Nº1969

Economía | 1 dic 2012

LOS FONDOS BUITRES: BUENOS MUCHACHOS

Detrás de la Fragata Libertad retenida en Ghana se esconden prácticas extorsivas y procedimientos de un poder tan oscuro como especulativo. Quiénes son y cómo operan los llamados fondos buitres.


 

Por Arturo Trinelli

A más de un mes de su detención en Ghana, al cierre de esta nota la Fragata Libertad continuaba anclada en un puerto de ese país, a la espera de una resolución por la cual el gobierno argentino se encontraba haciendo múltiples gestiones. La estrategia era recurrir al Tribunal Internacional de Derecho del Mar, con sede en Hamburgo, Alemania, para lo cual su Presidente, el japonés Shunji Yanai, se disponía a pedir una valuación del buque y eventualmente dictar una fianza que el gobierno argentino pagaría en pos de recuperar la embarcación.

Hasta ahí, pues, las negociaciones que tienen como caras visibles a dos estados y a un tribunal internacional. Los verdaderos promotores del embargo, de todas maneras, continúan actuando en las sombras, aunque si algo de positivo tuvo toda esta situación es que expuso ante la opinión pública el proceder y los alcances del desmesurado poder que han acumulado los fondos buitres en los últimos años, aprovechando resortes financieros y jurídicos que les permiten enriquecerse gracias a la especulación sobre el sufrimiento de poblaciones de países con enormes niveles de endeudamiento. Para la Argentina, la confrontación con estos fondos es un crudorevivalde épocas en donde se ejecutaron políticas económicas erráticas y funcionales al poder financiero internacional. Los máximos responsables del protagonismo de los buitres fueron Martínez de Hoz y Cavallo, quienes promovieron la espiral de endeudamiento atroz que cercenó seriamente la independencia económica nacional. Sin embargo, la presidenta Cristina Fernández ha manifestado en más de una oportunidad que no cedería ante la presión de los buitres. Dicho proceso de independencia económica ejecutado desde el 2003, no corre riesgos a pesar de la extorsión de los buitres extranjeros y del lobby de los locales, que muchas veces se expresan en los medios de comunicación dominantes.

Qué son y cómo operan los fondos buitres

La presión que hoy realizan los fondos buitres sobre la Argentina reteniendo su buque escuela no es algo nuevo. Desde que se negaron a ingresar a las ofertas de canje de deuda que realizó el país en 2005 y 2010, están buscando condicionar de diversa manera al Gobierno argentino para forzar inhibiciones de posibles créditos o acuerdos comerciales. Recordemos que, en febrero de 2011, suscribieron una carta a través de la American Task Force- agrupación de acreedores que los representa- dirigida a funcionarios norteamericanos, para que estos tomen medidas contra la Argentina. Una de ellas fue remitida al titular del Departamento de Justicia y al secretario del Tesoro, Timothy Geither, para mejorar lo que, en la lógica buitre, era un “pobre desempeño en el combate contra el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo” que había en el país. Otra de las cartas, enviada a Hillary Clinton, exigía que Argentina mejore la oferta a los bonistas, en momentos en donde el Gobierno buscaba negociar con el Club de París un plan de pagos para cancelar la deuda con ese conjunto de naciones acreedoras, cosa que finalmente no se concretó.

¿Qué es un fondo buitre? Básicamente, se trata de un fondo de inversión que invierte en deuda soberana en países en default, adquiriéndolaen el mercado secundario a valor de centavos para luego buscarganancias extraordinarias a través de litigación judicial (busca obtener el valor nominal de deuda en default más intereses). Es un sector netamente dedicado a la especulación financiera y a la opacidad y que, según un informe de Instituto McKinsey Global, comprende más de 7.500 en todo el mundo, aunque los 200 mayores controlan más del 70% de los activos mencionados. No buscan, por lo tanto, fogonear un capitalismo que asuma riesgos para ganar dinero a través del desarrollo económico. Mucho menos destinar parte de sus extraordinarias ganancias a actividades productivas. Por eso la denominación que reciben, “buitres”, es la más indicada, con perdón de la especie de ave que lamentablemente les cede su nombre.

Buitres con nombre y apellido

Pese a los elevados márgenes de aceptación en las dos ofertas de canje que impulsó el país, algunos acreedores se negaron a aceptar la propuesta argentina y desde entonces vienen presionando con el objetivo de que el Gobierno reconozca el valor original de los bonos defaulteados.

Se trata de una operatoria que realizan en muchas partes del mundo, no solamente en la Argentina. Estos buitres tienen nombre y apellido: los más conocidos son Paul Singer, Kenneth Dart y Robert Shapiro. No son apellidos comunes, se trata de personas con enormes influencias en los resortes legales y jurídicos de Estados Unidos. Singer es un magnante financiero que litigó dos veces contra la Argentina ante los tribunales competentes de su país por tenencias de bonos y títulos públicos, buscando embargar fondos del Estado argentino. Encabeza Elliot Managment, un fondo de gran prestigio financiero en Wall Street, que actualmente maneja unos 12 mil millones de dólares. Tiene amplia trayectoria especulativa sobre muchos países, no solamente la Argentina. Según la Embajada de Argentina en Washington, este fondo buitre en el Congo obtuvo títulos de deuda por 2,3 millones de dólares y terminó cobrando en los tribunales alrededor de 100 millones. En Perú hizo lo propio, comprando títulos por 5 millones de dólares y litigando por 58. Así operó en Brasil y otras naciones. Pero su éxito especulativo indudablemente no podría tener resultado sin sólidas conexiones políticas: en los ’90, resultó ser el principal financista de la campaña del alcalde neoyorquino republicano Rudolph Giuliani, al que acompañó también en su precandidatura presidencial. También es el mayor donante de la policía de Nueva York, y uno de los principales financistas del Partido Republicano, con vínculos estrechos y visibles con quien fuera candidato del partido en las últimas elecciones, Mitt Romney, cuya esposa tiene invertido en un fondo buitre más de un millón de dólares.

El 8 de noviembre, El Cronista Comercial publicó una nota con pasajes de una carta que Singer dirigió a sus inversores. En ella les asegura que “no compramos bonos argentinos para quedarnos con un barco demasiado grande para nevegar por Long Island”, ironizando sobre la Fragata de enorme valor simbólico para la Argentina y ratificando, una vez más, que llevarían la causa hasta las últimas consecuencias en pos de cobrar esos montos usurarios que consideran que les corresponden. “La Argentina era la sexta economía del mundo. Y mírenla ahora”, les recuerda. Cualquier semejanza con la vulgata doméstica que añora la Argentina del Centenario para criticar la actual, es pura coincidencia.

Otra persona que maneja fondos buitres y expresa esta perversa conexión entre el mundo financiero especulativo y la política es Kenneth Dart, titular de Dart Managment. Es uno de los primeros que litigó contra la Argentina en el 2005. El proceso fue largo y concluyó recién en junio de este año, cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos desestimó la posibilidad de embargo de fondos argentinos del Banco Central. La demanda había sido iniciada por 725 millones de dólares pero se había incrementado por “intereses” durante cuatro años. Kenneth Dart registra un pasado oscuro, propio de quien está fuera de la ley pero goza de total impunidad. Sus prácticas cuasi mafiosas llevaron a que, hace 15 años, debiera abandonar el pueblo de Sarasota (Florida) después de que le quemaran la casa en la que vivía con su mujer y sus dos hijos, aparentemente por la mismísima mafia rusa. En 1992 compró 1400 millones de deuda brasileña que representaba el 4% del total, aunque en realidad sólo había desembolsado 375 millones. Dos años más tarde, el gobierno de Cardoso finalizaba una durísima negociación con 750 bancos para reestructurar los 50.000 millones de dólares que debía y Dart se negó a aceptar el arreglo. Presionó y terminó cobrando 980 millones. Ganó en la operación 605 millones, simplemente litigando y usufruactuando sus vínculos con los resortes jurídicos de su país. La embajada argentina en Washington recuerda palabras del propio Bill Clinton, que lo ha calificado como “uno de los hombres de negocios más odiados en Sudamérica”, y sobre el cual aspiraba a “ni acercarse”1.

Finalmente, entre los fondos buitres más importantes se destaca la American Task Force Argentina (ATFA), que además de relaciones políticas tiene muy aceitados vínculos mediáticos, en “journals” especializados en economía, que habitualmente descalifican el modelo económico argentino2. ATFA es el lobby de fachada que se han dado en Washington fondos buitres como NML y EM. Su Presidente es Robert Shapiro, ex funcionario de la administración Clinton devenido en lobbista de los fondos. Tienen un gasto de más de 3 millones de dólares en lobby, con operadores transitando a diario los pasillos de la Justicia y el Congreso norteamericano. De allí que, como mencionamos al principio, puedan enviar cartas a legisladores o funcionarios sin el más mínimo pudor, exponiendo abiertamente esas conexiones. Sistemáticamente buscan promover medidas contra la Argentina, como las ya aludidas o la “Judment Evading Foreign States Accountability Act of 2011”, que fue apoyada por menos del 7% de los representantes y sólo por sus propios impulsores en el Senado. Su campaña contra la Argentina puede consultarse desde su página web, donde se indica que simplemente “se persigue una justa compensación por el incumplimiento de deuda de la Argentina”.

Conclusiones

Frente a este panorama, en el plano legal la Argentina se defiende cooperando activamente con la justicia pero sin dejar de sostener en todo momento su posición en términos de equidad y no discriminación, apoyada en el derecho internacional y en la misma legislación de Estados Unidos, a través de la inmunidad soberana. En el plano político, el Gobierno Nacional está realizando una campaña informativa intensa para desnudar quiénes son los fondos buitres, llevando a foros internacionales competentes la iniciativa de crear un Mecanismo de Reestructuración de la Deuda Soberana para que haya reglas claras y procedimientos iguales para todos, minimizando la extorsión, como ha ocurrido en el caso de la Fragata Libertad.

De todas maneras, la mejor garantía que ha dado la Argentina todo este tiempo para neutralizar el accionar de los buitres ha sido reestructurar su deuda y contar con una Presidenta que, en su discurso de asunción del segundo mandato, dejó las cosas muy en claro: “A los fondos buitre que buscan qué cadáver queda para carroñear…no va a ser sobre la Argentina, se los puedo asegurar”.

1 Disponible en http://www.embajadaabierta.com/?p=1883

2 Sólo por citar algunos casos, pueden rastrearse las siguientes notas: “Don’t lie to Me, Argentina” (The Economist, 9/2/12); “The Argentine Model: Why not expel a thieving Buenos Aires from the G-20” (Wall Street Journal, 17/4/12); “The Falklands Message that Still holds true” (The Telegraph, 14/6/12). 

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