Por Héctor Bernardo

En el ejercicio periodístico se suele ser extremadamente medido a la hora de utilizar algunos términos. Al construir un texto se suele preferir ser calificado de insulso a recibir las críticas que tachen a un periodista de imparcial. Sin embargo, en ocasiones los datos objetivos no dejan margen para calificar situaciones, políticas o acciones puntuales. Lo que en la actualidad sucede en la Franja de Gaza no puede ser calificado de otra manera que un genocidio, llevado adelante por un Estado Terrorista que parece no pretender otra cosa que el exterminio total de pueblo palestino.

Con sólo ver cómo cambió el mapa de la región desde la creación del Estado de Israel hasta  la situación actual se puede apreciar con claridad la política expansionista que a través de sus colonos y sus recursos militares lleva a delante ese Estado.

En esta ocasión, la excusa para el ataque israelí fue la muerte de tres jóvenes colonos israelíes que fueron secuestrados y asesinados en Cisjordania. El gobierno israelí culpó de este hecho a Hamás (que no controla ese territorio), y comenzó a atacar la Franja de Gaza.

Al momento de escribir estas líneas ese ataque ya se cobró la vida de más de 1.800 personas, la mayoría de ellos mujeres y niños.

La Franjade Gaza, que desde hace tiempo ha sido transformada en una cárcel a cielo abierto, tiene cerradas sus fronteras y las más de 1,7 millones de personas que residen en ese pequeño territorio que de 362 km2 no tienen hacia dónde huir. Incluso escuelas de la ONU, que sirven como refugios humanitarios fueron bombardeados por el ejercito israelí.    

Mandatarios de todo el mundo reaccionaron ante este brutal ataque de uno de los ejércitos más poderosos del mundo contra un pueblo que no posee ejército, fuerza aérea, o naval, y que sus focos de resistencia no tiene armamento que se pueda comparar ni en un ápice con el de las tropas sionistas.

En América Latina varios presidentes decidieron expulsar los embajadores de Israel en repudio a lo que ese Estado hace con Palestina.

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, manifestó: “Nuestra inmensa solidaridad con todos los niños, las mujeres y todo lo que está sucediendo allá. La verdad es que nos duele desde lo más profundo. Yo conocí Palestina, somos un país que tiene Embajada en Ramalá, la capital del Estado palestino”.

Y agregó: “No se puede hablar de Dios y hacer esas cosas (…) Hay un solo Dios y ese Dios jamás puede justificar la destrucción, la devastación de inocentes. Por eso quiero solidarizarme con esa situación y convocar una vez más al cese del fuego”.

Por último, la Presidenta afirmó: “El odio termina nublando los corazones y, lo que es peor, las mentes. Porque nunca nadie pudo exterminar a ningún pueblo. Los que hoy tienen una superioridad numérica, tienen que darse cuenta que a ellos mismos los quisieron eliminar y no pudieron. Nadie puede eliminar a los pueblos. Hago una convocatoria desde acá, con la bandera argentina, con la bandera palestina, con la bandera de todos los estados para que haya paz y unidad.”.  

Las organizaciones sociales y los partidos políticos de Argentina también han mostrado su preocupación y su repudio al brutal ataque contra el pueblo de Gaza. En un reciente comunicado Unidos y Organizados manifestó: “Las Organizaciones que integran la Mesa Nacional de Unidos y Organizados condenamos el actual recrudecimiento de la ofensiva militar contra Cisjordania y la Franja de Gaza por parte del Estado de Israel y reiteramos nuestro más firme apoyo al derecho a la libre determinación del Pueblo Palestino”.

“La desproporcionada superioridad militar de Israel, en tanto potencia nuclear, demuestra que esta acción criminal no puede ser interpretada como un acto de guerra en la que se enfrentan dos fuerzas simétricas, como pretenden presentarlo los medios masivos de comunicación de la Argentina y de occidente en general; sino que estamos ante un claro caso de colonialismo y genocidio contra un Pueblo históricamente subyugado por un Estado que hace más de 60 años ocupa territorios palestinos”.

“(…) debe existir una mediación imparcial que de una vez por todas le diga a Israel: ‘Basta con los bombardeos, basta con la ocupación de Palestina. Que se respeten los derechos humanos y el derecho humanitario y que el pueblo de Palestina pueda conformar un Estado libre, al igual que el pueblo de Israel’”.

“Por consiguiente, las organizaciones que formamos parte de Unidos y Organizados expresamos nuestro apoyo y solidaridad incondicional con la Autoridad Palestina electa democráticamente y con el conjunto de las Naciones árabes agredidas, y saludamos fervientemente la unidad de las organizaciones que son parte de la OLP y Hamás en defensa de la Soberanía de Palestina que cuenta con un Pueblo movilizado como protagonista. Asimismo, exigimos la finalización de la ocupación y colonización de todas las tierras palestinas, el desmantelamiento  inmediato del bloqueo a Gaza y el cese de la escalada militar contra los Pueblos árabes”, concluye el comunicado.

Es necesario que este ataque genocida finalice de una vez por todas y que se tomen las medidas para que no vuelva a suceder. Palestina debe ser reconocida como Estado por todas las naciones y debe tener total soberanía sobre su territorio.

El imperialismo pone reglas que luego rompe sistemáticamente. Naciones Unidas ha ordenado a Israel que regrese a las fronteras anteriores a las guerra de 1967, le ha exigido que abandone el bloque criminal que ejerce en la Franja de Gaza, le ha reclamado que detenga su política de asentamientos con las cual invade día a día el territorio palestino, le ha exigido que cese con esta matanza indiscriminada. Pero el Estado de Israel (al igual que el gobierno británico con el tema Malvinas, o el norteamericano con el bloqueo a Cuba) desoye las resoluciones de la ONU y siguen con su política colonial y de exterminio del pueblo palestino.

 Un reclamo parte de todos los rincones del mundo y como un eco que se transforma en una sola voz dice: ¡Basta! ¡Hoy, Palestina somos todos!