30/04/2024 - Edición Nº1973

Internacional | 1 feb 2015

Un cambio de paradigma

El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba anunciaron el restablecimiento de las relaciones bilaterales. El sorpresivo anuncio se vivió como un triunfo en toda América Latina. La posibilidad que el bloqueo norteamericano llegue a su fin genera enormes expectativas.


Por Héctor Bernardo

El presidente cubano Raúl Castro aseguró: “Esta es una posición que fue expresada al gobierno de Estados Unidos, de forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios.”

Por su parte Barak Obama señaló: “Hoy, Estados Unidos empieza a cambiar su relación con el pueblo de Cuba” - y agregó- “ esta rígida política no sirve ni al pueblo estadounidense ni al pueblo cubano y se origina en hechos que ocurrieron antes de que muchos de nosotros naciéramos. Piensen que por más de 35 años hemos tenido relaciones con China, un país mucho más grande y también gobernado por el Partido Comunista. Hace casi dos décadas, restablecimos relaciones con Vietnam, donde luchamos una guerra en la que perecieron más estadounidenses que en ninguna confrontación de la Guerra Fría”.

El intercambio de prisioneros fue una jugada clave: los héroes cubanos, Ramón, Antonio y Gerardo, integrantes del grupo de Los Cinco, llegaron a La Habana al mismo tiempo que el miembro de la Usaid, Alan Gross y otro espía norteamericano (del cual no trascendió el nombre), volvieron a Estados Unidos. 

Así los dos líderes anunciaban el fin de una era. Sin embargo, el entramado de negociaciones e intereses llevaron a que este anuncio aun no se conozca en su totalidad. Muchos de los factores que componen este acuerdo pueden analizarse para tener una mejor compresión de los hechos.

Es la economía, estúpido

La frase de campaña utilizada en 1992 por Bill Clinton, “the economy, stupid”,  podría erigirse como uno de los pilares de esta nueva postura de EEUU hacia Cuba. Es de público conocimiento que el empresariado turístico norteamericano estaba deseoso de invertir en la isla. Cabe recordar que Cuba es uno de los puntos turísticos más atractivos del mundo, y con las nuevas políticas de apertura las inversiones chinas y españolas ocupan un lugar que los norteamericanos creían suyo. Se perdían una  buena oportunidad a sólo 90 millas (150 kilómetros) de su territorio.

Por otra parte, la política de aislamiento que los gobiernos norteamericanos intentaron imponerle a Cuba se volvió en su contra y quien quedó aislado fue el propio Estados Unidos. La última votación en la ONU así lo refleja: 188 países votaron a favor de levantar el bloqueo, sólo 2 lo hicieron en contra y otros 2 se abstuvieron.

La Celac (órgano que reúne a todos los países de América, con la excepción de Estados Unidos y Canadá), se pronunció en varias oportunidades contra el bloqueo. Desde  la cumbre de UNASUR en Paraná, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner celebró el anuncio y afirmó: “estamos felices como argentinos, como americanos del sur, como ciudadanos del mundo y fundamentalmente como militantes políticos, por todo esto que ha acontecido y que realmente pensamos que nunca se iba a ver”. 

Y en eso, llegó Fidel 

Si había un referente al que todos esperaban que expresase su opinión acerca de estos acontecimientos era el Comandante Fidel Castro. El 22 de enero de 2015, el líder revolucionario envió una carta a los jóvenes universitarios cubanos. En ella, respecto al nuevo marco de relaciones con EEUU, señaló: “Muchos amigos de Cuba conocen la ejemplar conducta de nuestro pueblo, y a ellos les explico mi posición esencial en breves palabras”- y sentenció- “no confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos. Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales. Defenderemos siempre la cooperación y la amistad con todos los pueblos del mundo y entre ellos los de nuestros adversarios políticos. Es lo que estamos reclamando para todos”.

“El Presidente de Cuba ha dado los pasos pertinentes de acuerdo a sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba. Los graves peligros que amenazan hoy a la humanidad tendrían que ceder paso a normas que fuesen compatibles con la dignidad humana. De tales derechos no está excluido ningún país”, finalizó Casto.

Varias son las expectativas y dudas que restan resolverse. Cuba no negociará su soberanía y el derecho a la autodeterminación. Estados Unidos quedará entre las tensiones internas de quienes aún confían en las políticas del “matón del barrio” que pude imponer su voluntad por la fuerza y quienes entienden que corre una nueva época en América toda. El tiempo dirá qué postura se impondrá.

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