Por: Lilibet Enriquez y Héctor Bernardo

El miércoles 20 de enero asumirá la presidencia de Estados Unidos Joe Biden. El cambio de gobierno se produce en medio de una crisis política y social, agravada por la pandemia y las desastrosas medidas que tomó al respecto el mandatario saliente, Donald Trump. El republicano deja un país con cientos de miles de muertes, millones de contagios por la pandemia y una profunda crisis económica.

Décadas de neoliberalismo y desprestigio del sistema político, avivaron un movimiento racista, antidemocrático y violento que se identificó rápidamente con el discurso del magnateTrump. Con la complicidad de representantes y miembros de la policía, el pasado 6 de enero, un grupo de simpatizantes del mandatario saliente tomaron violentamente el Capitolio, arengados por el propio Trump, quien, aun, se niega a reconocer los resultados electorales y continúa con la denuncia de fraude.

El líder republicano ya anunció que no estará presente en la ceremonia de asunción de Biden. Desde la red social  Twitter, dijo la semana pasada: “A todos los que me han preguntado, no iré a la Inauguración el 20 de enero”. Su ausencia lo convierte en el cuarto mandatario que no está en la jura de su sucesor, junto a John Adams (1801), John Quincy Adams -hijo del expresidente John Adams- (1829) y Andrew Johnson (1869).

Una semana antes del fin de su mandato, la Cámara de Representantes aprobó un segundo proceso de juicio político a Trump, lo que lo convierte en el primer mandatario de ese país en ser sometido a dos juicios políticos. El proceso de impeachment no ocurriría hasta después de que el presidente electo, Biden, sea investido y los senadores podrían votar para prohibir que Trump ocupe el cargo en el futuro, pues  no ha descartado postularse para presidente en 2024. Además, el republicano también podría perder su cuantiosa pensión y otros beneficios pos presidenciales.

“Lo novedoso de la sanción al presidente saliente es que el impeachment también fue votado por republicanos en la Cámara Alta. Esto no solo terminaría con un juicio político, que va a ser posterior a que Trump deje el poder, sino que también se buscaría que no pueda volver a ocupar cargos públicos, teniendo en cuenta que sería una sanción a alguien que ha tenido muchísimos votos en las elecciones a las que se ha presentado, incluso en la que perdió”, explicó a Revista 2016 el analista de política internacional Alejandro Rusconi.

Rusconi, quien se desempeña como, secretario de Relaciones Internacionales del Movimiento Evita, sostuvo que “lo que ha hecho la Cámara de Representantes contra el presidente Donald Trump, no lo ha hecho para los países de nuestra América, cuando en varios de ellos se realizaron intentos y se concretaron golpes de Estado”.

Sobre la política exterior de la nueva administración estadounidense y Latinoamérica, Rusconi aseguró: “No hay muchas expectativas de que cambie la política internacional de Estados Unidos en la región. Estados Unidos, por unanimidad, ataca a lo que se denomina la troika: Venezuela, Cuba y Nicaragua”.

“En la campaña, Biden no hizo mucho eje en cuál va a ser su política con Cuba. Podemos esperar que no sea tan agresiva como la de Trump. Pero los demócratas, con respecto a Venezuela siguen sosteniendo que es una dictadura y lo mismo dicen de Nicaragua”, comentó.

“Es otro maquillaje, pero el gobierno de Estados Unidos va a seguir con la lógica de tratar de vender más neoliberalismo a la región”, dijo Rusconi. “También van a tratar de competir con el avance de China en Latinoamérica y de tener un acercamiento con los gobiernos de la región, pero lo veo como mero maquillaje, no la cuestión de fondo. No será tan grotesca como ha sido la agresiva política exterior de Trump, pero sigue siendo la política de Estados Unidos”, concluyó.