26/04/2024 - Edición Nº1969

Sociedad | 8 jul 2021

ANÁLISIS

La independencia argentina: entre el pasado revolucionario y el presente pandémico

El interrogante que mejor expresa la articulación entre el pasado revolucionario y el presente pandémico, haga referencia a saber cuán dispuestos estamos en dejar de lado parte de nuestro individualismo con el objetivo de alcanzar un bienestar común.


Por: Esteban Pastoriza (Técnico Universitario en Comunicación Social -Licenciado en Ciencia Política)
 

La independencia que consiguió nuestro país, el 9 de julio de 1816, da cuenta de un proceso que se había iniciado con la Revolución de Mayo de 1810 pero que encuentra seis años más tarde en el Congreso de Tucumán, uno de los momentos más destacados de nuestra historia.

Se había elegido como sede del Congreso a la ciudad de Tucumán porque estaba ubicada en el centro del virreinato y porque “las provincias se negaban a que Buenos Aires fuera otra vez la única protagonista de un hecho que las afectaba a todas”.

Lograr la independencia, traía aparejado dos objetivos claros. Por un lado, librarse del sometimiento del rey Fernando VII, sus sucesores, la metrópoli y de toda otra dominación extranjera. Por otro lado, el nacimiento de una nueva Nación libre y soberana que observaba en las Provincias Unidas del Río de la Plata a su expresión de libertad más concreta.

Sin embargo, el contexto social, político y económico de aquel momento histórico estaba enmarcado en disputas internas por imponer diferentes formas de gobierno y en discutir la velocidad que debería aplicarse a la decisión de romper definitivamente con los lazos de dominación de la monarquía española.

Europa estaba atravesando un período de restauración monárquica y restablecimiento de los principios absolutistas del Antiguo Régimen; donde las intenciones de Fernando VII en su retorno al poder español, apuntaban a recuperar las colonias americanas y suprimir cualquier intento de reforma del orden social en estas tierras.

Frente a ello, el 6 de julio de 1816, Manuel Belgrano le propuso a los congresales de Tucumán establecer una monarquía moderada, alejada de cualquier candidato europeo o autoridad española y encabezada por un príncipe inca. Iniciativa que contaba con el apoyo de San Martín y de Martín Miguel de Güemes, pero que incrementaron las tensiones internas y se alejaban de los posibles acuerdos de emancipación.

Así fue como el 9 de julio de 1816 los diputados que integraron el Congreso de Tucumán presidido por Francisco Narciso de Laprida, comenzaron a debatir el “proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país”.

El momento más destacado de aquella jornada y que va a marcar la historia argentina para siempre, fue cuando el secretario Juan José Paso preguntó a los congresales si querían que “las Provincias de la Unión fuesen una nación libre de los reyes de España y su metrópoli”. Todos los diputados aprobaron por aclamación la propuesta realizada y firmaron el Acta de Independencia que daría inicio a un nuevo proceso en nuestro país,  completamente soberano y emancipatorio.

En consecuencia, este escenario histórico cargado de tensiones políticas y contrapuntos en la forma de promover el desarrollo de la independencia argentina, demuestra que no hubo angustia en aquellos patriotas que dejaron de lado sus intereses particulares en función de conseguir un bien superior y colectivo.

Actualmente nos encontramos atravesando una pandemia que pone en juego muchos de aquellos sentimientos, valores y búsquedas de consensos sociales para lograr una salida de esta crisis un poco más unidos como sociedad.

Quizás el interrogante que mejor expresa esta articulación entre el pasado revolucionario y el presente pandémico, haga referencia a ¿cuán dispuestos estamos en dejar de lado parte de nuestro individualismo con el objetivo de alcanzar un bienestar común?

De esta forma, la necesidad de reforzar la independencia conquistada hace más de dos siglos solo puede ser llevada a cabo reconstruyendo nuestra identidad nacional y comprendiendo que conceptos como soberanía, patria, derechos y libertad, pueden cobrar sentido dentro de un proyecto de país que tenga a la inclusión como objetivo principal.

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