Por: Héctor Bernardo  

Tras dos años de mandato, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, llegó a las elecciones de medio término con una creciente imagen negativa, con solo el 13 por ciento de aprobación de su gestión, una situación de emergencia carcelaria y de seguridad y una marcada crisis social y económica - producto de la medidas neoliberales de su gobierno y del de Lenín Moreno –, lo que impulsó a decenas de miles de ecuatorianos a abandonar el país y generar una oleada migratoria sin precedentes. 

En ese marco, el mandatario ecuatoriano impulsó un referéndum, que se realizó junto a las elecciones de prefectos (gobernadores), alcaldes (intendentes) y autoridades legislativas locales y nacionales. Fue así que el gobierno presentó ocho propuestas que buscaban devolverle cierto grado de legitimidad y aumentar la fuerza del Poder Legislativo y aumentar la del Ejecutivo. 

La estrategia política del presidente Lasso fracasó de manera contundente. No solo las ocho propuestas del Gobierno fueron rechazadas por la gran mayoría de los ecuatorianos, sino que los candidatos de la principal fuerza opositora, el correismo, ahora bajo el nombre de Movimiento Revolución Ciudadana, obtuvieron contundentes victorias, se quedaron con el control de las gobernaciones más importantes y lograron triunfos en histórico bastiones de la derecha. 

La Revolución Ciudadana se quedó con las prefecturas (gobernaciones) y alcaldías (municipios) más importantes por cantidad de pobladores.  

Al conocerse los primeros números, el ex presidente de Ecuador y líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, señaló en la red social Twitter: “Con nuestro conteo rápido, prefecturas de Guayas, Pichincha y Manabí aseguradas. En las tres provincias más pobladas del país vence la Revolución Ciudadana. Quito casi lista ¡Gracias Ecuador!”. 

La derrota de los candidatos del Gobierno y de sus aliados, así como el rechazo a las ocho propuestas impulsadas por el oficialismo, profundizan la crisis de legitimidad del presidente Lasso y de su proyecto político. 

Desde la oposición se comenzó a pedir que se aplique lo que en Ecuador se conoce como “muerte cruzada”, un recurso constitucional por el que el Poder Legislativo pude suspender de sus funciones al Ejecutivo o el Ejecutivo puede suspender de sus funciones al Legislativo y – en cualquiera de los dos casos – llamar a elecciones generales de manera inmediata para renovar la totalidad de los cargos asambleístas y elegir un nuevo presidente. 

“Cuando el pueblo habla es deber de los gobernantes analizar, entender y aceptarlo”, dijo el presidente Lasso en un mensaje en cadena nacional la noche siguiente a las elecciones, sin embargo no hizo referencia a la posibilidad de adelantar las elecciones o de invocar la “muerte cruzada”. 

Como dato no menor, es necesario señalar que la votación se realizó en medio de un clima de violencia política sin precedentes para Ecuador. Al menos doce candidatos sufrieron diversos tipos de ataques y atentados y dos candidatos, Julio César Farachio y Omar Menéndez, fueron asesinados.